Caballos Salvajes

Caballos salvajes es el capítulo final de la historia que inició con Los decapitados y continuó en Ella es una skinhead motorizada. A través de la historia de una masacre, Iván Gutiérrez termina de llevarnos por un camino construido a partir de la historia de los personajes de las dos primeras novelas de esta trilogía, para confirmar aquello que ya había sugerido anteriormente: que vivimos en una aventura salvaje, descontrolada; que somos parte de un salto al vacío el cual, aunque al principio nos neguemos, es inevitable.
En esta novela se unen los destinos de aquellos personajes que, como el lector, han sobrevivido a la descontrolada odisea con la que Gutiérrez construyó todo un universo ficcional con sus propias reglas, regido por lo más instintivo del ser humano, con lo más noble y lo más vil de éste, reflejo de aquello que pocas veces nos animamos a conocer y muchas veces deseamos no haber conocido jamás.
Caballos salvajes es, así, el cierre perfecto a una trilogía que confirma lo que ya se dijo en Los decapitados: después de todo, antes o después, por más o por menos tiempo, todos hemos sido alguna vez un decapitado